HOMOLOGÍA Y ANALOGÍA EN BIOLOGÍA EVOLUTIVA
Chocará al lector que las primeras palabras de una historia
del fútbol estén referidas a dos conceptos científicos aparentemente no
conectados con el deporte rey, pero desde un punto de vista epistemológico
resultan imprescindibles para poder empezar por el principio y no por un
momento anterior no relacionado, ni por un momento posterior
descontextualizado.
Se entiende por analogía aquel desarrollo corporal de dos
seres vivos que presentan similitud formal o funcional pero que carecen de un
origen común. Un ejemplo de caracteres análogos serían las alas de murciélagos
y aves; las primeras son extensiones de piel entre los dedos y con el
antebrazo, mientras que las segundas son hileras de plumas que se soportan en
la totalidad del brazo. Por más que ambos animales vuelen de manera parecida
todo indica que el origen de esas herramientas para volar no están relacionadas
entre ellas.
Se entiende por homología en cambio aquel desarrollo
corporal que aunque pueda diferir en formas y funciones tienen componentes
estructurales comunes que indican un origen común. Sería el caso de las garras
delanteras de un león y las aletas anteriores de una ballena; aunque parezcan
tan distintas ambas tienen una distribución interna muy similar como
corresponde a dos animales que tienen un ascendiente común.
DEPORTES HOMÓLOGOS Y ANÁLOGOS AL FÚTBOL
¿A que viene todo esto? En la mayoría de las historias del
fútbol se empieza hablando de pinturas rupestres, de grabados chinos, de
espectáculos amerindios anteriores a los colonizadores españoles... pero ellos
no son más que prácticas análogas a nuestro fútbol que engañan al estudioso por
la similitud del objeto de juego, la pelota.
Sin embargo, en el fútbol, tan importante como la pelota es
la meta, el gol, y los deportes homólogos no son el Sepak Takraw del sudeste
asiático o el Tlatchtli azteca, sino el rugby, el football americano o el football
australiano, deportes todos ellos emanados de un juego común que se practicaba
en Inglaterra hasta el siglo XIX y que no era sino una variedad local de una
serie de juegos practicados por toda Europa, como mínimo, desde la Edad Media.
El fútbol por tanto no es ni una manifestación litúrgica, ni un juego acrobático, sino un deporte para-bélico que enfrenta a dos equipos que representan a dos entes sociales opuestos (profesionales, generacionales, territoriales...), en un terreno de
juego más o menos grande y a cuyos extremos hay una meta a la que hay que llevar una pelota o balón, sirviéndose para ello de manos y/o pies. Todo lo demás, aunque se le parezca, no tiene nada que ver.
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Que emocionante ser el primer comentario.Sólo por eso ya merece escribirlo.
ResponderEliminarPero en realidad lo hago para desearte suerte en este nuevo proyecto y decirte que me gusta mucho la idea.
Y como ha quedado la planilla y que empieces por el principio de verdad también.
Por cierto que estadio es el que se ve en el encabezado?
Lo dicho suerte y me tendrás también por aquí
El Centenario de Montevideo, donde se disputó el primer mundial.
EliminarEl segundo comentario.
ResponderEliminarMira tú que casualidad ¡¡¡¡ Como el puesto histórico del Barcelona...
Ya tienes dos lectores.
Y uno con los tornillos flojos...
Debo de ser un robot. Llevo cuatro intentos para publicar.
Probemos ahora...